Carlos Urquidi G.
Chihuahua, Chih.- Ante un hecho reciente que debió quedar como de índole personal o de interés para el involucrado –una detención policiaca- pero que al convertirse en un circo mediático da pie para hacer algunas anotaciones.
Arte, talento y fama son palabras que escuchamos o leemos de forma continua pero con la llegada de la tecnología su significado o definición se han tergiversado.
Arte, se entiende como toda actividad humana de índole creativa, comunicativa que persigue la finalidad estética y comunicativa de expresar una visión sensible acerca del mundo utilizando recursos plásticos, lingüísticos, corporales o sonoros.
Su definición se ha ampliado a través de los años, adaptándose o rompiendo con los valores estéticos de cada época aunque siempre con criterios, reglas y técnicas.
La historia de la humanidad da cuenta de ello en la pintura, escultura, literatura, música, danza, arquitectura y hasta en el cine.
Talento, es una cualidad, habilidad, capacidad y actitud para desempeñar o ejercer una actividad y está asociado a la capacidad y la creación.
El talento puede ser innato pero también es posible desarrollarlo al existir estas bases.
Fama, la más anhelada, buscada y deseada por una gran mayoría, es una condición que se base en el hecho simple de ‘ser muy conocido’ teniendo como objetivo ser aclamado sin importar el cómo o el porqué, ni tampoco los aspectos positivos y negativos que acarrea, sacándola con ello del contexto de que debería ir unida al arte y/o talento.
También, a través de la historia encontrar arte, talento y fama en una sola persona es difícil y la lista muy corta.
Y aquí llegamos al meollo del asunto. De unas décadas a la fecha la idea de la fama ha cambiado de amanera abrupta específicamente desde la creación de los reality shows y más aún con la aparición de las plataformas digitales que se han encargado de brindar una exposición masiva a muchos y perfectos desconocidos, cosa que no ocurría en el pasado con las figuras que permanecen en la mente del colectivo, aunque ese factor también ha cambiado, ya que la fama actual no es sinónimo de permanencia eterna, ahora dura tan poco que se cae rápidamente en el olvido.
Estas apps, aparte de apropiarse del término viral —que se propaga como si fuera un virus, en chinga diríamos en México—, han logrado dar imagen a personas comunes convirtiéndolos en ‘celebridades’.
Antes fama, era sinónimo de trayectoria, arte y talento y hasta de esfuerzo, hoy día podría ser sinónimo de meme.
No es lo mismo tener talento que ser un meme
Filtros para caras y cuerpos hermosos con sonrisas y ropa de marca para crear una falsa felicidad es el contexto de las redes sociales y tal postureo sinsentido solo busca convertirse una celebridad de internet.
Tras uno de los primeros videos virales en México, esa joya conocida como ‘La caída de Édgar’, surgieron muchos más… actualmente quién se acuerda de la ‘Lady wuu’, el ‘Fuaa’, ‘Mc Dinero’, ‘El niño del Oxxo’, ‘La empresaria multimillonaria’ o más recientemente de ‘La mujer que hablaba con extraterrestres’. Nadie o muy pocos.
Instagram, Facebook, Twitter, Whatsapp, Snapchat, YouTube y TikTok dan una realidad superficial, tan superficial como los famosos que crean, por ello no es lo mismo tener talento que ser un meme y más cuando creyéndose esa falsa situación comienzan a apoderarse de los escenarios reales.
Fuera de esta lista dejaremos a los actores de oficio que revirtieron tal tendencia y aprovecharon las redes sociales para mostrar su talento, los de Blackdoor, por mencionar a alguno.
Recientemente un grupito de esas ‘celebrities’ llegó a Chihuahua para presentar sus espectáculos en vivo dejando a su paso más pena que gloria ante el nulo talento: ‘Las perdidas’, ese trío de chicas trans con millones de seguidores mostraron y demostraron que no cantan, bailan ni actúan ni tampoco son vedettes; ‘La Gilbertona’ solo hizo acto de presencia para saludar y firmar autógrafos; la ‘señora católica’ ese personaje bien definido pero que se pierde ante la falta de dominio escénico; el show de una reina de only fans tuvo que ser cancelado al no vender boletos.
También la figura del influencer digital, ahora en bendita decadencia, es otro ejemplo de invasión de espacios ya que al sacarlos de su nicho terminan siendo el hazmerreír y para muestra basta mencionar al tal Kunno.
El contundente documental ‘Fake Famous’ del investigador y periodista Nick Bilton desmenuza a nivel global estos productos del marketing y el engaño.
Casos más graves y extremos pero que no pueden dejar de ser señalados como el de JosStop quien después de tener millones de seguidores y ganar bastante dinero terminó en la cárcel acusada de pornografía infantil al difundir el video de una violación; o el tal Rix que fue detenido por participar en una violación equiparado agravado y sobre Memo Aponte pesan acusaciones de abuso de menores.
La lista no solo abarca a México, fuera del país hay casos más graves como el de Erich Stelzer, el fisicoculturista convertido en influencer que apuñaló a a una joven y él murió al ser detenido.
Ante hechos oscuros cometidos frente de una computadora han surgido hasta reformas legislativas como la ‘Ley Olimpia’ que reconoce la violencia digital y sanciona los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales.
Así, en redes, en cuestiones de los cinco minutos de fama, el que no cae resbala o lo tumban de su pedestal los mismos que lo encumbraron.
En Chihuahua de la pista de baile a los separos de policía
Chihuahua no es la excepción en la creación de famosos digitales: ’ La mujer lagarto, ‘La Monse ya sabes’, ‘El chico del Costco’ y, el ejemplar que dio pie a este artículo: ‘Elmer, el bailarín’.
En pasadas semanas, Elmer fue tendencia nacional por un video donde se avienta un bailecito cantinflesco, las filas de gente que lo quería ver fue inmensa en el Centro Histórico, grabó un comercial y hasta una cumbia le compusieron, pero, hace un par de días fue otra vez tendencia pero por ser detenido por la policía, por segunda ocasión, por violencia en la vía pública.
Aquí, haremos un paréntesis para aclarar que monetizar esa fama conseguida fácilmente no tiene nada de criticable pero sí dejar en claro la inmediata fugacidad de tales ‘estrellas’ quienes al salirse de su nicho, la redes sociales, son opacadas por su misma falta de talento.
Mención aparte en su creación merecen los medios de comunicación quienes en busca de lectores/seguidores los encumbran más, para después de los elogios tener que mandarlos de las páginas de espectáculos a las páginas policiacas.
Lo anterior no debe sonar o tomarse como un discurso moral, sino como un “zapatero a tus zapatos” o lo que sería lo mismo, lo que pasa en las redes debe quedarse en las redes o más contundentemente, hay que decirlo: un escenario real es para artistas reales, para el talento, para el arte.
Tampoco hay que generalizar, en ese submundo hay gente que vale la pena seguir, aunque sean contados con los dedos de una mano.
“Un estudio realizado en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia no ha encontrado ninguna relación entre la creatividad y la fama, pero sí con la red de contactos”, dice un artículo publicado en El Confidencial bajo el título: “Y no es por tu talento. La verdad sobre cómo se hace famosa la gente”.
Tras esta tendencia, un cartel digital viral exclama en forma tajante, fuerte y hasta cruel, en inglés y en español: stop making stupid people famous / dejen de hacer famosa a gente pendeja.
Entonces, ¿estamos cometiendo el error de confundir fama con arte y talento. Pero ¿qué dice el público?.. Punto, hasta aquí.