Chihuahua, Chih.- Hoy falleció el reconocido alfarero Juan Quezada Celado, maestro pionero en la fabricación de una cerámica inspirada en la cultura prehispánica de Paquimé o Casas Grandes de Oasisamérica y pieza clave para que la cerámica de Mata Ortiz fuera reconocida como auténtica arte en todo el mundo, además de contribuir al rescate y redescubrimiento de la técnica artesanal de Paquimé, perdida hace unos 600 años. Tenía 82 años,
Juan Quezada Celado compartió sus conocimientos con la pequeña comunidad agrícola del pueblo de Mata Ortiz, transformándolo de un pueblo agrícola en un centro artesanal reconocido internacionalmente.
Nació el 6 de mayo de 1940 en Santa Bárbara Tutuaca, municipio de Belisario Domínguez, Chihuahua para convertirse en el iniciador y creador de un movimiento inspirado en la cultura prehispánica de Casas Grandes, consiguiendo que el poblado alfarero Mata Ortiz fuera reconocido como uno de los principales centros de producción de cerámica del norte de México y sur de Estados Unidos.
Con su ingenio reinventó una técnica, un estilo, instrumentos y métodos que le han devuelto vigencia a una estética antigua. Gracias a sus enseñanzas varios los artesanos aplican la técnica de enrollado y apretado, utilizando materia prima local como estiércol, cortezas y madera como combustible para su cocción.
Ha impartido conferencias y cursos-talleres en diversas ciudades de Estados Unidos.
De su obra se habla en libros, tesis doctorales, revistas especializadas, artículos periodísticos y videos.
Sus piezas se han exhibido en museos de Arizona, California y Nuevo México y la compañía Fuji le propuso abrir un museo con su obra en Tokio.
Por su contribución al arte y la cultura, Juan Quezada Celado recibió el reconocimiento del Congreso de los Estados Unidos y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1999, así como el Gawí Tónara en 2021.
Quezada ocupó diez años para aprender el proceso original, desde la búsqueda de la pintura, el barro y la quemada hasta el empleo de minerales como el manganeso y el óxido de cobre, haciendo los dibujos con pintura natural, exportando sus ollas a Japón, Europa y Estados Unidos.
Juan Quezada Celado era campesino hasta retomar el arte prehispánico presente en guijarros que de niño encontró cerca de las zonas arqueológicas de Paquimé y Colonia Juárez, sus creaciones fueron obra descubiertas accidentalmente en la década de los setentas cuando algunas de sus piezas fueron intercambiadas por ropa y alimentos en los Estados Unidos, donde las encontraría el antropólogo Spencer MacCallum.
Juan Quezada Celado descubrió cómo se fabricaban las vasijas sin la ayuda de ceramistas o especialistas en estas culturas, aunque, los intentos iniciales de vender sus vasijas en su área fracasaron, pero tuvo éxito con los comerciantes fronterizos. Estos llevaron la cerámica a las tiendas del lado estadounidense de la frontera, donde fueron descubiertos por Spencer MacCallum, un antropólogo que rastreó a Quezada y lo ayudó a ingresar al mercado estadunidense más grande. El éxito de Quezada en la alfarería despertó el interés en la actividad por parte de otros en el pueblo y respondió enseñando a familiares y amigos.
Hoy en día hay más de 300 familias que obtienen todo o parte de sus ingresos de la alfarería.
Llegó al pueblo de Mata Ortíz siendo un bebé y creció con poca escolaridad, lo cual no le gustó, desde pequeño le gustó trabajar con las manos, intentando pintar y esculpir con las pocas herramientas que tenía a los siete años. Experimentó pintando todo tipo de superficies como madera, papel e incluso las paredes de su casa, llenándolas hasta que su madre le obligaba a limpiarlas para empezar de nuevo.
Cuando era más joven, también boxeaba, con su amigo Pino Molina como mánager, aunque dice que nunca perdió una pelea, se rindió porque su madre estaba preocupada.
Dejó la escuela en la adolescencia para comenzar a ganar dinero y ayudar a su familia, a los catorce años comenzó a recolectar leña en las montañas y luego trabajó para el ferrocarril y recolectaba maguey, estos trabajos lo hicieron pasar largos tramos en las montañas circundantes donde encontró vasijas prehispánicas y fragmentos de vasijas de las culturas Mimbres y Casas Grandes en cuevas y otros lugares. Los recopiló para examinarlos, impresionado por su calidad artística.
La alfarería de Casas Grandes floreció entre 1175 y 1400 y está estrechamente relacionada con la gran familia Pueblo, sin embargo la tradición se extinguió durante unos 600 años. Nadie en la zona de Mata Ortiz hacía alfarería y no había expertos en las culturas para consultar. Quezada ni siquiera conocía la palabra en español para alfarero, pero a principios de de 1970, comenzó a experimentar para duplicar las vasijas que encontró y estudió.