C. Urquidi G. / especial

Chihuahua, Chih.- El sábado 2 de marzo de 2002 en la Ciudad de Chihuahua, Paloma Angélica Escobar Ledezma salió de su casa a las 15:15 horas rumbo a sus clases de computación y preparatoria en la escuela ECCO. Ya no regresó. 

Ese mismo día, su madre, Norma Ledezma Ortega inició la búsqueda entre sus amigos y recurrió a diferentes instituciones gubernamentales; en la escuela le informaron que Paloma sí había asistido a clases y que había salido de acuerdo a su horario.

Al día siguiente interpuso la denuncia por desaparición ante la Procuraduría General de Justicia del Estado de Chihuahua.

El 29 de marzo de 2002 el cuerpo de Paloma Angélica fue hallado en los alrededores de la carretera Chihuahua-Ciudad Aldama. El dictamen pericial concluyó que se trató de una muerte violenta con características de homicidio doloso, siendo la causa de la muerte una luxación en la columna vertebral. Tenía 16 años.

Hasta la fecha, el caso no ha sido resuelto por las autoridades correspondientes…

Ayer, 28 de marzo de 2022, la exigencia de justicia para ella y para cientos de mujeres víctimas de feminicidio en Chihuahua tuvo tres vertientes: la firma del convenio para la implementación del programa ‘Siempre presentes’, la presentación del libro ‘Justicia para nuestras hijas’ y la creación de la organización no gubernamental que lleva el nombre del libro y de Paloma Angélica, surgida inmediatamente después de su asesinato.

La madre de la joven, convertida en activista, Norma Ledezma, dijo, “hoy 28 de marzo del 2022 se cumplen veinte años que un día como hoy, a escasas horas, de que me entregaran el cuerpo sin vida de mi hija. Hoy estamos aquí, no solo yo, todos y todas estamos aquí porque Paloma no está. Por eso estamos aquí. Y hace veinte años, su cuerpo sin vida ya estaba en un arroyo, donde me la habían dejado, donde durante 27 días la había buscado, y ahí estaba su cuerpo. Hoy se cumplen veinte años, en unas horas más, mañana 29, se cumplirán veinte años que me la entregaron, después de haber salido, a sus escasos 16 años, hacia el centro de la ciudad, para ya nunca más regresar”.

En la averiguación previa, a lo largo del procedimiento, en el caso de Paloma Angélica, se observaron graves deficiencias en la investigación, se excedió el plazo considerado razonable por obstáculos imputables a las autoridades estatales, como la siembra de una evidencia por parte de la comandante, entonces jefa del Grupo Especial de la Policía Judicial.

Norma Ledezma prosigue, “han sido largos veinte años de sufrimiento, veinte años que nos cambió la vida de la que hoy, después de veinte años, no soy la misma de aquel entonces, de la que mi hijo, que hoy está presente, sentado allá en la orilla, solo tenía doce años. Era un niño. Y la vida nos cambió. Nos la cambiaron las manos miserables que le arrebataron la vida a Paloma. Pero nos la cambió la maldita impunidad y la maldita injusticia. Veinte años gimiendo y gritando y peleando por una justicia que nunca llegó. Que nunca tal vez llegue.

Veinte años se dicen fácil. Pero en mi vida, en mi ser, en mi corazón, en mi mente, mi alma sigue rota. Mi alma no está en paz. Mi alma está rota. Nuestra vida ha cambiado”.

La señora Norma Ledezma ha desempeñado un papel trascendental en la búsqueda de verdad, justicia y reparación, pero no solamente para su hija sino para cientos de víctimas, “y después nos piden y nos exigen que tenemos que ser como los demás y tenemos que cerrar un duelo. ¿Cómo cerrarlo? ¡Si el Estado nos falló! Una deuda: sí, una deuda que el Estado tiene con Paloma y con su familia y con miles de mujeres desaparecidas y asesinadas en Chihuahua”.

En marzo de 2002, le hizo un juramento de justicia a Paloma, creando la organización no gubernamental ‘Justicia para nuestras hijas’, constituida formalmente en 2005 que acompaña a familias de víctimas de feminicidio, homicidio, desaparición, entre otros delitos, “cuando me quitaron a Paloma, me quitaron el miedo. Y me quitaron cualquier otro motivo de vivir. Hoy, esta es mi misión, este es mi proyecto de vida. Hice una promesa, hice un pacto ese día. En esa sala de velación, junto a esa caja blanca herméticamente cerrada, con aroma a flores y velas, yo le hice una promesa. Yo le prometí que si no pude estar allí para cuidarla y defenderla contra quienes le arrebataron lo más valioso que hay en la vida, que es la vida misma, empeñaba la mía para luchar por ella. Y aquí estoy”.

“Soy una mujer de pacto. Todavía estoy aquí, sí, creyendo, creyendo todavía que se puede. Y si no me van a dar justicia a mí, creo que la muerte de Paloma no debe de ser en vano, y debe de dar cosecha, debe de dar fruto de esta siembra de hace veinte años”. 

El caso de Paloma Angélica y sus fallas sistemáticas fueron denunciados ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, el 30 de diciembre de 2003 por violaciones a diferentes artículos consagrados en la Convención Americana de Derechos Humanos, siendo admitido por el organismo internacional el 14 de marzo de 2006, mediante el Informe de admisibilidad N° 32/06.

Derivado de la denuncia, el 2 de agosto de 2010, la CIDH determinó la responsabilidad del Estado mexicano por violaciones a los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial, a los derechos del niño y a la igual protección de la ley en perjuicio de Paloma, y al derecho a la integridad personal y el derecho a las garantías y protección judicial en perjuicio de los padres y hermano de Paloma. La CIDH emitió nueve recomendaciones al Estado mexicano, respecto a la reparación del daño a los familiares de Paloma, medidas de no repetición, así como capacitación a funcionarios y protocolos de investigación.

El 3 de agosto de 2011 el Estado de México suscribió con la señora Norma Ledezma y el señor Fabián Alberto Escobar Ledezma, padres de Paloma y sus representantes un Acuerdo para el cumplimiento de las recomendaciones del Informe de Fondo de la CIDH, “el convenio es el reto que ellos (las autoridades) tendrán que cumplir. Todavía ahorita en la mañana estábamos ajustando cosas del convenio, porque tiene que quedar bien. Porque son seis años, señora gobernadora, que -si se implementa y se cumple- podrá dejar un precedente. Siempre presente, siempre presente, tendrá que estar en todos, en todas. Es por ello que este evento, en el veinte aniversario del feminicidio de Paloma, creo que podemos retomar un poco de esa confianza que se ha perdido, y que este convenio no se cumplió en la administración pasada, y tengo el oficio, en donde, a pesar de que también lo firmaron, donde me dicen las autoridades que no lo van a cumplir, a pesar de que es una recomendación, porque no tienen recursos. Tengo el oficio, firmado”.

Ledezma, abordó el libro, “del libro pretendo que otras mujeres y niñas puedan tener la justicia que Paloma no tuvo”. 

El libro «Justicia para nuestras hijas» contiene conceptos básicos de violencia de género, perspectiva de género, así como las referencias a las normativas, los informes de fondo, sentencias internacionales, recomendaciones específicas para el trabajo con las violencias de género.

“Hoy, señora gobernadora y autoridades, señor fiscal, señora fiscal, señor secretario general, señor secretario de Seguridad Pública Estatal, ustedes tienen en la mano un reto. ¿Pueden hacer un cambio en la vida de las mujeres y las niñas de Chihuahua? Sí. Pero de ustedes depende. La justicia para Paloma no llegó. En veinte años no sabemos quién se la llevó ni quién le arrebató la vida, pero podemos luchar. Y desde ‘Justicia para nuestras hijas’, desde Norma Ledezma, como madre de Paloma, seguiré luchando, día y noche, para que todas las Palomas vuelvan al nido”. Punto, hasta aquí.

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