Michel Olguín Lacunza / Gaceta UNAM
México- Durante toda la vida aparecen los amigos y las amigas. Nos acompañan en la vida cotidiana, forman parte esencial de nuestras vidas y acudimos a ellos cuando tenemos algún problema. De hecho, nos traen diversos beneficios que empiezan en el cerebro.
Al respecto, la investigadora emérita del Instituto de Fisiología Celular, Herminia Pasantes Ordóñez, explicó que la amistad echa a andar un círculo de virtud relacionado con una molécula, oxitocina, que se libera en el cerebro.
Esta sustancia se relaciona con el apego, la confianza y la fidelidad, dijo la académica universitaria.
En el caso de la amistad, la oxitocina se libera cuando alguien, un amigo, nos escucha y nos dice palabras cariñosas que nos reconfortan. Es decir, cuando hay cariño, reciprocidad.
También surge cuando nos dan un abrazo, nos toman de la mano o nos hacen una caricia que no necesariamente se relaciona con el sexo, sino con la empatía que caracteriza la amistad.
“Nos gusta mucho esa sensación de bienestar por tener a nuestro amigo o a una pareja de muchos años, que nos brinda esa confianza”, agregó Herminia Pasantes.
Sobre la fidelidad en las parejas hay un estudio con unos “ratoncitos” que viven en Montana, y se encuentran dentro del tres por ciento de las especies que son monógamas.
Los científicos descubrieron que el cerebro de estos ejemplares tiene muchos receptores para la oxitocina, en comparación con otra especie, muy parecida pero que no es monógama. Y más aún, demostraron que si en los monógamos se bloquean estos receptores, resulta que se acabó la fidelidad.
Un amigo te da la mano
Cuando una persona está en una situación problemática con estrés, se siente ansiosa, enojada o triste, y el mejor antídoto natural fisiológico que puede tener es la empatía.
Al platicar con un amigo o amiga, el cerebro libera oxitocina que contrarresta el malestar. Por eso, “buscamos a esa persona en quien confiamos para sentirnos mejor”.
Hay otras sustancias en el cerebro que surgen a través de la amistad, como son: la dopamina (encargada de transmitir sensaciones placenteras y de relajación) y la serotonina (conocida como la hormona de la felicidad).
“Un amigo o amiga te escucha, te entiende y te alienta, así como también te da un abrazo, palmadas en la espalda, o un beso y así logramos liberar la oxitocina”.
Por eso, las personas buscamos naturalmente este tipo de consuelo, de acercamiento, que tiene su base fisiológica en el cerebro, concluyó la investigadora emérita.