Chihuahua, Chih.- La obra teatral ‘El Ornitorrinco’, de Humberto Robles, con las actuaciones de Ana Caro, Mauricio Torres, Alfredo Flores y Oswaldo Tarrés y la dirección de Ernesto Medina regresa a la escena chihuahuense tras su exitoso recorrido por diferentes espacios culturales para realizar una corta temporada en el foro de Teatro Bárbaro, a partir de mañana jueves 10 de febrero.
El ornitorrinco es una especie de mamífero semiacuático endémico del este de Australia y de la isla de Tasmania, único en su especie, y, dadas sus extrañas características su clasificación fue motivo de debates y el texto de Robles hace una analogía sobre este animal y la sexualidad, poniendo el dedo en la llaga sobre esa necesidad del ser humano de clasificar, de poner etiquetas.
Pues la imperiosa urgencia por etiquetar ha originado que confundan, asustan o impidan un desarrollo pleno del ser humano, desatando preguntas como, ¿es necesario saber si eres homosexual, heterosexual o bisexual para vivir una sexualidad plena? o si se ¿ha vivido con la etiqueta equivocada?
A través de la historia de tres amigos, quienes tienen una relación desde hace años, surge el planteamiento sobre la posibilidad de experimentar con su sexualidad, lo que hace que despierten sus lados más impulsivos y hasta animales.
La breve temporada de ‘El Ornitorrinco’ inicia este jueves 10 de febrero a las ocho de la noche en el escenario de Teatro Bárbaro, ubicado en la calle Doblado 111, casi esquina con Independencia en el Centro Histórico de la ciudad.
Las funciones continuarán el viernes 11 a las ocho y el sábado 12 a las 7 pm.
EN BREVE:
OBRA: EL ORNITORRINCO
Compañía invitada: Grupo de Teatro Génesis
Fechas:
Jueves 10 de Febrero / 20:00 hrs
Viernes 11 de Febrero / 20:00 hrs
Sábado 12 de Febrero / 19:00 hrs
BOLETOS: https://teatrobarbaro.com/eventos/el-ornitorrinco
Clasificación: adolescentes y adultos
Sinopsis: comedia dramática que habla sobre las apariencias que surgen en las identidades sexuales. El animal que le da título a la obra es una especie de mamífero australiano, que desconcertó a los científicos en su momento por sus extrañas características, tildado inclusive por algunos como “una elaborada falsificación”. Analogía correcta para describir las caretas que tuvo, tiene y tendrá el género humano, a la hora de querer relacionarse unos con otros.