Chihuahua, Chih.- La ansiedad social es un temor intenso, acompañado de tensión muscular, sudoración, taquicardia, respiración cortada, entre otros.
“En aquellas con trastorno de ansiedad social, las interacciones interpersonales cotidianas son percibidas comúnmente como amenazantes donde la ansiedad, la preocupación, el miedo, la timidez y la vergüenza son protagonistas”, informó la psicóloga Alicia Soto Cueto, que forma parte del equipo de especialistas del Departamento de Atención Integral del Estudiante de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
Según el Centro de Investigación Médica en Ansiedad (Centro IMA) este tipo de trastornos tienen una prevalencia del 29 %, es decir, que aproximadamente 1 de cada 4 personas, tuvo, tiene o va a tener algún trastorno de ansiedad en su vida, de los cuales el 12.1 % corresponde a un trastorno de ansiedad social, o mejor conocido como fobia social.
La también catedrática de la Facultad de Ciencias Químicas de la UACH explicó que la ansiedad social es un temor intenso, desproporcionado y persistente por una o más situaciones o actuaciones sociales, que se presentan fuera del ámbito familiar, en las cuales la persona siente que puede hacer o decir algo embarazoso y/o humillante; por tanto, exponerse socialmente produce casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, caracterizada por tensión muscular, sudoración, taquicardia, respiración entre cortada, en otras palabras, una crisis de pánico.
“No existe una causa exacta para explicar el origen de este trastorno; se considera normalmente como temores aprendidos, ya sea por nosotros mismos o inculcados por alguien más, es decir, por una mala experiencia social”, explicó.
“Para estas personas la principal técnica de afrontamiento es la habitación, pues dejan de asistir a fiestas y reuniones sociales, pierden entrevistas de trabajo, faltan a clase, inclusive en casos muy extremos dejan de salir de casa, de tal forma que su calidad de vida se va deteriorando”, agregó.
De acuerdo a la especialista, actualmente existen muchos tratamientos farmacológicos que actúan sobre el sistema nervioso central con efecto tranquilizante, que sumados al tratamiento psicológico oportuno, proporcionan un pronóstico de recuperación favorable.
Una técnica de mindfulness que puede ser utilizada al momento de presentarse una crisis, es la “5-4-3-2-1”: pensar en 5 cosas que podemos ver, 4 cosas que podemos oír, 3 cosas que podamos sentir, 2 cosas que podamos oler en ese instante y 1 cosa que podamos saborear. Esta técnica permite centrar nuestra mente en algo concreto, ayudando a disminuir el desbordamiento emocional.
Finalmente, Soto Cueto advirtió que los trastornos de ansiedad cada día son más comunes, pero estar informados, prevenir y detectar a tiempo cualquier síntoma, facilitan la pronta recuperación.