Laura Romero / Gaceta UNAM

México- Las pandemias se deben a una combinación de degradación de ecosistemas, comercio y consumo ilegal y no sustentable de carne de monte (de animales silvestres) y malas prácticas de producción animal. Así que si queremos encontrar al culpable de la emergencia sanitaria que vivimos, hay que mirarse en un espejo: todos los seres humanos somos responsables, afirmó el investigador del Instituto de Ecología Rodrigo Medellín Legorreta.

Las acciones de cada quien tienen mucho peso y representan la única oportunidad que tenemos para reducir las probabilidades de que la siguiente pandemia “nos ponga en la lona”. Entre ellas, recalcó, se encuentran evitar el consumo de animales silvestres; reducir el uso de carne, cuya producción genera gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático, y propiciar que ésta sea sustentable y respetuosa de los derechos animales; así como informarnos de dónde vienen nuestros alimentos y consumir lo local.

Sin evidencia

En la masterclass Enfermedades Emergentes, Covid y Murciélagos, organizada por Universum, Museo de las Ciencias, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, el científico sostuvo que no hay evidencia demostrada de que el SARS-CoV-2 brincó de esos mamíferos a los seres humanos.

Más de 170 millones de seres humanos han sido infectados con ese virus por otro ser humano y tal vez sólo uno, el primero, lo haya contraído de algún animal de una especie que todavía no se sabe cuál es. También ha surgido la teoría de que ese coronavirus pudo escapar de algún laboratorio. “Es muy importante seguir investigando y que las autoridades chinas cooperen y abran sus registros para que verdaderamente podamos entender su origen”.

El experto explicó que los murciélagos conforman el segundo grupo de mamíferos más diverso taxonómicamente hablando, pero son los más variados desde el punto de vista morfológico y ecológico. En el mundo hay más de mil 400 especies clasificadas, y México tiene 10 por ciento de ellas.

Esos animales son dispersores de semillas y los más importantes regeneradores de selvas tropicales de todo el mundo. “Hemos demostrado que los murciélagos frugívoros en la Selva Lacandona esparcen del orden de dos a cinco semillas por metro cuadrado por noche”.

Además, abundó, son polinizadores de plantas ecológica o económicamente importantes, como el agave para obtener el tequila, o el algodón: “30 por ciento de éste lo tenemos gracias a que los murciélagos controlan plagas”.

Tristemente, dijo, su imagen pública no es buena, “hay un grupo de animales que nadie quiere, como las serpientes o los alacranes, pero ninguno de esos hace más por nuestro bienestar diario y por el funcionamiento de los ecosistemas que los murciélagos”.

Es muy injusta la manera en cómo son tratados y la covid-19 no los está ayudando para nada, porque hay gran desinformación al respecto, alertó. Se habla de brotes de enfermedades nuevas y los medios de comunicación emplean palabras como asesinos, amenaza para atraer más lectores, y “mientras más amarillista sea el titular, más gente verá esa noticia”.

Cierto es que hay algunas enfermedades que llegan de los animales a los seres humanos, llamadas zoonóticas. Pero también, que los humanos invadimos cada vez más las zonas más remotas del planeta y por ello estamos entrando en contacto con patógenos con los que nunca habíamos estado.

Medellín señaló que más de 90 por ciento de los virus son bacteriófagos, es decir, se alimentan de bacterias y matan hasta 50 por ciento de ellas. “Si de la noche a la mañana perdemos a todos los virus del mundo, en una semana las bacterias nos comerían vivos a todos”.

El microbioma que nos habita es un ecosistema balanceado y necesitamos de todos sus elementos. Es imposible pensar en un mundo libre de virus. Nos rodean y los necesitamos, subrayó el reconocido universitario.

El SARS-CoV-2 forma parte de la familia de los coronavirus, de los cuales se conocen 300 o 400 especies, pero podrían ser cinco mil, siete mil o más; aunque la mayoría de ellas son inofensivas, siete de ellas causan malestar, y tres generan daños serios: síndrome respiratorio agudo grave, SARS; síndrome respiratorio de Medio Oriente, MERS; y el que nos tiene metidos en nuestras casas. “Los tres han querido colgárselos a los murciélagos y no han podido”.

Lo importante para el futuro es prevenir las pandemias que vendrán. La primera línea de defensa es la conservación de los ecosistemas y dejar tranquila a la biodiversidad, enfatizó el especialista. 

En cuanto a los murciélagos, “hay que dejarlos en paz, ellos no tienen la culpa de la covid-19”, concluyó.

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