Michel Olguín Lacunza /Myriam Núñez / UNAM GLOBAL
En el mes de diciembre el cielo mexicano suele estar despejado y se observan todas las constelaciones y en esta ocasión, además de las estrellas habituales, Júpiter y Saturno se verán en la misma dirección el 21 de diciembre.
La investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, Julieta Fierro Gossman, , explicó todas las maravillas que se observarán en estas fechas decembrinas.
“El gran espectáculo es la Vía Láctea”.
Aunque desde la Tierra no se puede observar muy bien su forma, se mira como una franja de estrellas que atraviesa el cielo. Los astrónomos saben que tiene forma de espiral gracias a los estudios que han realizado a través de las ondas de radio.
Júpiter y Saturno se verán en la misma dirección con una separación angular de la mitad del tamaño de la Luna, agregó la investigadora universitaria.
Por su parte, las constelaciones funcionan como los continentes del cielo, sirven para identificar un objeto. Por ejemplo, a mediados de diciembre se observa la constelación de Orión, donde se encuentran los tres reyes magos.
Perseo, Andrómeda y Pegaso
Al observar el cielo los griegos reconocieron las estrellas y las nombraron con su mitología. En el mes de diciembre podemos ver a Perseo, Pegaso y Andrómeda, pero ¿por qué están juntos?
“Resulta que el dios Zeus se portaba medio mal y le encantaba bajar a la Tierra para seducir a las jóvenes terrícolas”. Había una princesa llamada Danae y su papá se entera que Zeus la iba a seducir y así la encierra en una prisión subterránea con una reja.
No obstante, Zeus se convirtió en lluvia de oro y así pudo entrar a la prisión, cautivar a la bella joven y embarazarla. Cuando el papá de la princesa se enteró la subió en un barco y la envió en una ruta con olas enormes. Poseidón, a petición de Zeus, la salvó y la llevó a una pequeña isla. Danae tiene a su bebé y lo llama Perseo.
En ese sitio, los dioses le enseñaron todas las artes del conocimiento y las armas. Atenea lo cuidó, protegió y le regaló un escudo muy brillante como un espejo. Su padre Zeus le obsequió el caballo alado llamado Pegaso.
En otra isla alejada vivía un monstruo marino y cada mes solicitaba una virgen para no destruir el sitio. El rey del lugar estaba desesperado porque ya no tenían “chicas” y le tocaba sacrificar a su hija Andrómeda, una mujer bellísima.
Perseo se entera e inicia un viaje para rescatarla. Acude con Medusa que petrifica a todo aquel que la mire a los ojos, pero el héroe es muy hábil y logra cortarle la cabeza sin mirarla.
Con su Pegaso llega a la isla para salvar a Andrómeda, le muestra la cabeza de Medusa al monstruo y lo convierte en piedra, contó la investigadora universitaria. “Los dioses están en el cielo de diciembre, no dejen de asomarse al cielo y pensar en los nombres de las estrellas y de todos los misterios que guarda el Universo”, concluyó.
Belén, el astro que guió a los Reyes Magos
Júpiter, Saturno y Marte, que se ven como estrellas a simple vista se conjuntaron en el año cuatro antes de Cristo y formaron la estrella de Belén.
Cuenta la leyenda que cuando nació Jesús los tres reyes conocidos como Melchor, Gaspar y Baltazar siguieron la estrella de Belén para guiarse en su camino y encontrar al futuro rey, pero ¿de verdad existió ese astro?
De acuerdo con Julieta Fierro, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, la estrella de Belén existió. “En primer lugar debemos recordar que los hebreos eran nómadas y pasaron una larga temporada en Egipto”.
En este país, cuando nacía un bebé en la fecha del 21 de diciembre, le ponían una estrella en la cuna, porque se trata de la noche más larga y a partir de ahí se van acortando y los días se alargan hasta que llega la primavera.
De acuerdo con los registros de la vida de Nerón, que está muy bien documentada, se piensa que en el año cuatro antes de Cristo nació el niño Jesús.
A Nerón le llegó un presagio sobre un pequeño hebreo que lo iba a destronar y se asustó. “Mandó a traer unos sabios de oriente para que buscaran evidencia del nacimiento del niño”.
Los tres sabios lo encontraron y le hicieron un regalo: mirra, incienso y oro. Los dos primeros son bactericidas muy importantes. “Para las mujeres recién paridas era muy importante tener esas sustancias, para así asearse y no padecer muerte puerperal, se trataba de un regalo extraordinario”.
No obstante, los magos se asustaron por las amenazas de Nerón y huyeron, pero desde entonces surgió la tradición de la visita de los reyes magos a los niños.
¿Y dónde estaba la estrella de Belén? Se trataba de Júpiter, Saturno y Marte, que se ven como estrellas a simple vista, pero cuando pasan muy cerca se da una conjunción triple y parecen un solo astro.
“Y esta es la explicación de cuál fue esta gran estrella que guió a los reyes magos”, concluyó la investigadora universitaria.