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Chihuahua, Chih.- Hace 10 años exactamente, una madre convertida en activista al ir en busca de su hija, fue asesinada a las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua.
La justicia para Marisela Escobedo y su hija Rubí, no ha llegado, su lucha dejó solo tumbas, dolor y discursos políticos que no van más allá de las palabras y las promesas.
Hoy, a 10 años de su asesinato, la placa que marca su final físico, pero que también recuerda la exigencia de justicia se llenó de flores, veladoras, de silencio y de palabras que no dan respuesta de justicia.
En la ceremonia realizada a las puertas del Palacio de Gobierno, sin la presencia del gobernador de estado, Javier Corral, donde fuera asesinada Marisela Escobedo, participaron la directora del Ichmujeres, Emma Saldaña Lobera, dijo, “Marisela cayó sobre esta banqueta, víctima del cobarde feminicidio orquestado por quienes querían callar una voz que a gritos demandaba justicia por la muerte de su hija Rubí. Desde la Cruz de Clavos Marisela llegó corriendo hasta lugar, queriendo buscar refugio en un edificio que se tornó gélido para ella y cuyas puertas jamás se abrieron”.
Agregando, “la verdad histórica no ha sido liberada. La justicia llegó tarde para Rubí y no estuvo presente para salvar la vida de Marisela. Fue necesaria su muerte para que se entendieran las limitantes que tenemos las mujeres para acceder a la justicia y para que se autorizara la creación del primer centro de justicia de mujeres en Chihuahua y en el país”.
Los asesinos de Marisela y de Rubí están muertos y aunque Emma Saldaña asegura que se hizo justicia no fue así, “la verdad histórica no ha sido liberada. La justicia llegó tarde para Rubí y no estuvo presente para salvar la vida de Marisela. Fue necesaria su muerte para que se entendieran las limitantes que tenemos las mujeres para acceder a la justicia y para que se autorizara la creación del primer centro de justicia de mujeres en Chihuahua y en el país”.
El secretario general de gobierno, Luis Fernando Mesta Soulé, dijo, “hoy nos congregamos de nuevo en este triste aniversario para recordar que hace 10 años el Estado le falló a Rubí, a Marisela y a su familia, y reiteramos la urgencia de reforzar acciones que como gobierno nos corresponden para que no tengamos que recodar a una mujer más, a una víctima más”.

Marisela Escobedo Ortiz inició su activismo social en 2008, con motivo del asesinato en Ciudad Juárez de su hija, Rubí Marisol Frayre Escobedo, de 16 años.
Marisela señaló entonces a la pareja de su hija, Sergio Rafael Barraza Bocanegra, como el asesino. Con recursos propios logró localizar a Barraza en Fresnillo, Zacatecas, donde fue detenido y trasladado a Ciudad Juárez. Allí este confesó la autoría del crimen y señaló el lugar de sepultura de los restos de Rubí Frayre en uno de los primeros juicios orales de la historia de México en donde la confesión no es suficiente. De esta manera, aun a pesar de la autoinculpación, los jueces declararon al asesino inocente por falta de pruebas y lo pusieron en libertad. Ello supuso un escándalo que trascendió las fronteras nacionales, convirtiéndose Marisela Escobedo en referente público de su denuncia.

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