Chihuahua, Chih.- Expertos en el tema psicosocial de las distintas dependencias de salud del estado, coincidieron en que durante la pandemia generada por el COVID-19, los hombres en casa evidencian más el trastorno de ansiedad al perder la sensación de tener todo bajo control.
Las masculinidades son construidas, por ejemplo a partir de influencias socioculturales, es así, que en los hombres se ha perpetuado la dificultad para expresar sus preocupaciones, emociones, sentimientos, en ocasiones ocultando o minimizando lo que sienten.
Es importante como comunidad deconstruir estereotipos y apoyar a nuestros compañeros, amigos y familia. Acércate a tu centro de salud más cercano; médico, psiquiatra, psicoterapeuta, puede apoyarte.
El asesor Técnico en Cohesión Social y Participación Ciudadana de la Secretaría de Desarrollo Social, Félix Nava, refirió que temas como los horarios, el tiempo en el trabajo y la relación con la familia se descontrolan por parte de los hombres y comienzan a tener reacciones irritantes que los propios familiares que viven en el hogar se los empiezan a señalar.
“Como hombres tenemos algunos encargos, muy propios de la masculinidad como ser el proveedor, la fortaleza y el hecho de tomar riesgos. Hemos sido socializados en situaciones donde pareciera que él que corre más riesgos es el hombre y, el que menos se cuida, pareciera que pierde puntos en la escala de la masculinidad”, comentó durante su intervención en el tema del día: Participación de los hombres en el hogar ante la contingencia del Covid.
El coordinador de Derechos Humanos de la Comisión Estatal de Atención a las Adicciones y el Instituto Chihuahuense de Salud Mental, Andrés Gaeta, señaló que existen muchos patrones por el que se socializa el concepto de la masculinidad y en este tiempo de contingencia, es precisamente cuando el hombre tiene que reflexionar sobre cómo actuar con su familia dentro del hogar.
“Si definimos que el hombre debe tener un rol especifico, pues estamos definiendo que los hombres se tienen que comportar solo de una manera. Es importante analizar que el comportamiento de un hombre durante la contingencia nos lleva a cada uno a reflexionar ¿cómo estoy sumando desde mi casa?, ¿cómo expreso mis emociones?, ¿cómo contribuyo a la educación de mis hijos?, expresó.
Añadió, que parte de este descontrol sucede por el distanciamiento físico que enfrentamos al dejar de transitar en el espacio público, espacio donde hemos aprendido a socializar y ahora que nos encontramos en el espacio privado, cuesta contribuir a las acciones del hogar, que aunque es bien sabido que es lo correcto, llevarlo a la práctica no es sencillo.
Y el coordinador Estatal del Programa “Violencia de Género”, Raúl Cuevas Villarreal, ahondó más en el tema de los adolescentes varones y como se ven afectados emocionalmente, pues ellos se mueven en el contexto de pares y amigos donde los lazos afectivos son cruciales en su etapa de vida.
“Los adolescentes socializan mucho en la escuelas, en los gimnasios, en los campos deportivos y de pronto, estar encerrados les trae una serie de conflictos como enojo, desesperación o frustración que genera ansiedad”, mencionó.
Puntualizó que el incremento de interacción con las redes sociales, de parte de esta población, va en aumento y por lo tanto comienzan a existir emociones como inseguridad, celos, un control más obsesivo con sus lazos afectivos más cercanos, en especial si tienen pareja.
Manifestó, que en este mismo sentido del consumo de redes sociales e Internet, está el tema de la pornografía que ha aumentado su penetración durante esta contingencia a un 200 por ciento en todas las edades y “esto es muy preocupante, pues de acuerdo a un estudio que realizamos, el 18 por ciento de adolescentes que miran pornografía contestaron que se aprovecharían de una mujer si estuviera alcoholizada.”
Enfatizó, que “otro dato que nos asombró de este estudio, arrojó que el 11 por ciento de los adolescentes que miran pornografía, contestaron que forzarían a una mujer a tener relaciones sexuales si no hubiera implicación legal, lo que significa una violación”.
Raúl Cuevas concluyó que, de acuerdo a estos resultados, se analizan las implicaciones que enseña la pornografía, como el seguir viendo a la mujer como un objeto que está a la disposición del hombre, el control, el poder y la normalización de la violencia.

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