El poder es el afrodisíaco definitivo…
Estados Unidos- El controversial político estadunidense Henry Kisinger, figura emblema de la diplomacia en los años sesenta y setenta, murió ayer miércoles en su casa de Connecticut. Tenía 100 años.
Heinz Alfred Kissinger fue admirado y repudiado por sus decisiones y los crímenes cometidos durante la Guerra Fría; la guerra de Vietnam; el enfrentamiento con la Unión Soviética y la intervención de Estados Unidos a través de sus servicios de inteligencia en varios golpes de Estado sucedidos en Latinoamérica durante la década de 1970.
Kissinger participó en el establecimiento de varios regímenes autoritarios latinoamericanos, tales como el Régimen Militar Chileno de Augusto Pinochet; el Proceso de Reorganización Nacional de Argentina; la dictadura cívico militar en Uruguay y la ‘Operación Cóndor’, la negra campaña de represión política y terrorismo de Estado estadunidense que incluía operaciones de inteligencia y el asesinato de opositores.
Fue secretario de Estado durante la presidencia de Richard Nixon y Gerald Ford y, hasta la fecha se persigue su procesamiento ante instancias judiciales internacionales, así como la retirada del Premio Nobel de la Paz concedido en 1973 por ayudar a poner fin a la participación militar estadunidense en la guerra de Vietnam, compartiéndolo con su homólogo norvietnamita, Le Duc Tho, por los Acuerdos de Paz de París de ese año, sin embargo, haciendo referencia a la ausencia de una paz real en Vietnam, Tho se negó a aceptar el galardón y dos miembros del comité del Nobel dimitieron en protesta por el premio.
Huyendo de los nazis para empoderarse en Estados Unidos
Nació en Fuerth, Alemania, en 1923, su origen judío le obligó a abandonar Alemania con su familia para escapar de la persecución nazi en 193). En 1942 obtuvo la nacionalidad estaodunidese, pero el hecho de no haber nacido en Estados Unidos pesaría siempre sobre su futuro, cerrándole la posibilidad de ser candidato a la presidencia. Estudió Ciencias Políticas y se dedicó a la enseñanza en la Universidad de Harvard, antes de pasar a la política activa de la mano del Partido Republicano.
El presidente Nixon aprovechó su conocimiento de la política internacional, nombrándole asesor para asuntos de seguridad nacional en 1968; la brillantez con la que ejerció su labor hizo que en 1973 le nombrara secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores). Cuando Nixon hubo de dimitir, forzado por el escándalo Watergate, y le sucedió el vicepresidente Ford (1974-77), éste mantuvo a Kissinger al frente de la política exterior.
Durante los cuatro años en que dirigió la diplomacia norteamericana, Kissinger diseñó una nueva política exterior y quizá incluso un nuevo marco internacional. Impulsó la distensión mediante la renuncia de los Estados Unidos al principio de intervención militar global, así como el reconocimiento de la Unión Soviética como interlocutora y partícipe de la hegemonía mundial (Conferencia de Helsinki, 1975). Fue uno de los principales artífices del acercamiento de los Estados Unidos a la República Popular China (viajó a Pekín en 1971, donde preparó el reconocimiento diplomático del régimen de Mao y la visita de Nixon en 1972).
Sus esfuerzos por la paz se orientaron hacia dos escenarios principales, que constituían dos «puntos calientes» de fricción entre las superpotencias: Vietnam, en donde negoció el fin de la guerra y la retirada del Ejército americano (1973); y Oriente Medio, en donde medió para restablecer la paz entre Israel y sus vecinos árabes, poniendo fin a la Guerra de Yom Kippur (1973). También cabe destacar su intervención en el conflicto de Rhodesia, que contribuyó a poner fin a la guerra civil con unas elecciones libres que otorgaron el poder a la mayoría negra (1976).
Desde su retirada se ha dedicado a los negocios y a la redacción de sus memorias; manteniéndose como un consejero habitual de los posteriores presidentes sobre temas de política internacional.