Chihuahua, Chih.- El antropólogo chihuahuense Rodrigo Carrasco Granados resultó ganador del premio Javier Romero Molina a la mejor tesis de maestría en Antropología Física en los Premios INAH 2023 con la investigación titulada ‘Acerca de los restos humanos. Reflexiones desde la Antropología Física en el norte de México’.
El PINAH, uno de los mayores reconocimientos que se dan año con año a las mejores investigaciones en las diferentes líneas antropológicas, de conservación y restauración en México tanto para nivel licenciatura, maestría y doctorado.
“Me siento muy feliz. Me siento muy orgulloso y agradecido con mi escuela, mi alma mater: la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México (EAHNM), en especial con mi posgrado, la Maestría en Antropología Física (MAF), que, por más de una década de andar entre sus aulas, me ha cobijado, y me ha dado tanto, que es inmenso el cariño que le tengo, al igual que a sus profesores y alumnos”, expresó Carrasco Granados.
Rodrigo Carrasco Granados es originario de la Hacienda de los Remedios, municipio Doctor Belisario Domínguez, de quien dice es uno de los municipios más olvidados y alejados del estado, pero fue precisamente su tierra la primera inspiración para dedicarse a la antropología.
“Nunca me había sentido tan orgulloso de ser una persona que viene del campo, con orígenes en la agricultura y la ganadería, de un poblado de no más de 50 casas, donde la tecnología apenas rosa en lo más básico, de un municipio en la que las escuelas se cerraron por falta de alumnos y se trasladaron a pueblos cercanos para continuar con su labor, en donde la educación pública juega un papel tan importante en nuestras vidas desde que sale el sol. Desde esa educación temprana, me ha tocado vivir dificultades, hasta la vida universitaria. Espero que algún día las cosas mejoren, que haya más apoyo a las escuelas y a sus profesores”, destacó.
‘Acerca de los restos humanos. Reflexiones desde la Antropología Física en el norte de México’ discute y analiza la forma de aproximación a la remoción, trato, manipulación, estudio, exhibición y exposición de restos humanos momificados o esqueletizados de los tarahumaras.
De igual manera, el estudio permite conocer el pensamiento que tienen los especialistas, que han trabajado con restos humanos desde la práctica arqueológica y antropofísica, con la finalidad de concientizar la forma en que se trabaja o se ha trabajado con los restos de humanos pertenecientes a las poblaciones del pasado; y al mismo tiempo, dar voz y escuchar la opinión de sus posibles descendientes, en este caso, los rarámuri.
Además de hacer propuestas para abordar posibles problemáticas de reclamo por parte de los grupos indígenas, y sugiere hablar de una línea denominada bioética antropofísica o bioética antropológica.
La investigación fue aprobada por unanimidad, con Mención Honorífica, en marzo del año 2022. Lo que dio pie a que se postulara para los premios INAH, bajo la recomendación de los profesores, sinodales y especialistas que estuvieron involucrados en el proceso.
“Este logro es muy importante porque el posgrado recibe este reconocimiento junto conmigo. Es un posgrado que no cuenta con plazas disponibles de trabajo para profesores, no cuenta con apoyo económico para continuar, ni el reconocimiento de Conacyt. Entonces el haber logrado un premio nacional, le permitirá consolidar más bases para en un futuro brindar mayor calidad a sus estudiantes. El comité tutorial estuvo a cargo de la doctora Josefina Mansilla Lory y el maestri Xabier Lizárraga Cruchaga. Quienes merecen ser reconocidos en este logro, por su amplia trayectoria académica. Los estudios de Posgrado se realizaron en la: Maestría en Antropología Física (MAF), de la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México (EAHNM)”, compartió el galardonado.
El antropólogo agradeció a aquellas personas que lo acompañaron en este proceso y que de alguna forma contribuyeron a que ganara este reconocimiento, entre ellas a la maestra Paulina Mundo, coordinadora del posgrado en Antropología Física de la EAHNM; su directora de tesis, la doctora Josefina Mansilla Lory; a su asesor de tesis, el maestro Xabier Lizárraga. Así, como para cada uno de aquellos inquebrantables, y dedicados profesores que construyen con bases sólidas su posgrado.
También dio las gracias a su familia quienes “a lo largo de estos más de diez años de trabajo, mis padres, mis hermanos y mis sobrinos han sido mi apoyo total, fungiendo como las principales columnas de fortalecimiento a estos tantos años de ausencias, que por querer estudiar, me perdí”.