Carlos Urquidi G.

México- Dejando pasar de largo los falsos purismos, puritanismos, clasismo y los inexistentes gustos culposos, el resultado del reality show La casa de los famosos México es simplemente histórico en varios rubros, sí, aunque se enojen todos los que publicaron que soy del 1 % que no ve la casa de los famosos y más aún quienes se niegan a aceptar que una comunidad violentada sistemáticamente tiene derecho a visualizarse o llegar a espacios que se les había prohibido de forma social, cultural y antropológica.

Entonces llegó el Wendiverso para dejarnos mucho en qué pensar, analizar y aplicar. 

A ella la aislaron en su vida personal, la aislaron en la casa, ahora ya lanzó un mensaje directo para aprender a no aislar la mente.

De entrada debe aceptarse que este revival del formato Big Brother le dio a la casi moribunda televisión abierta mexicana una respiro insospechado, convirtiéndose en un fenómeno social digno de análisis ya que aparte del simple entretenimiento, que no tiene nada de malo, o de las millonarias ganancias para sus creadores estuvo lleno de crítica social, de momentos incómodos, de baldazos de agua fría lanzados por la ganadora, del uso y abuso de palabrotas inusuales en televisión abierta, del doble sentido y hasta del desnudo integral.

Adentro de la casa pasó y afuera también, gente de todos los estratos sociales se unieron a hablar del tema, para ver lo que sucedía y a seguirlo semana a semana y algunos más las 24/7 y eso es lo que crea los fenómenos sociales y la cultura pop está llena de ejemplos, aquí impacta de refilón la unión de brechas generacionales.

También, pone en la balanza a los medios informativos tradicionales que llevaron agua a su molino al detallar día a día lo que sucedía en aquella casa.

Sus números superaron al Mundial de Qatar.

Mandó a las nubes la plataforma ViX.

Los números son duros como la realidad misma

La noche de estreno, el pasado 4 de junio, registró una audiencia de 5.2 millones, convirtiéndose en el programa más visto, esos números fueron creciendo día a día hasta alcanzar un máximo histórico en la gran final de este domingo al superar la cifra 21 millones de personas.

La ganadora obtuvo más de 18 millones, de los 40.5 del total obtenido, en la final.

Quienes usaron las redes sociales para asegurar que no veían o no sabían del programa igual viven en Avatar, pues cada usuario de ViX consumió en línea más de 5 millones de horas;  se consiguieron en total 133 millones de votos y se reprodujeron 5 mil millones de videos en redes sociales, algo inédito en los últimos años en la televisión, no solo mexicana, sino a nivel mundial.

¿Quieren más para aceptar que estamos ante un fenómeno social y cultural sin precedentes en la historia reciente de la comunicación masiva con , bueno, pues va: de la tele a los medios digitales, en diferentes redes sociales se alcanzó a 80 millones de personas.

¿Más?.. las galas de eliminación, los domingos, tuvieron un promedio de 14 millones de espectadores que al multiplicarlos por las 11 semanas al aire da a un total de 154 millones de televidentes pegados al Canal de las estrellas y, 16 millones de personas lo vieron el 24/ 7 a través  de ViX. 

Los viernes de fiesta con invitados especiales registraron más de 24.5 millones de vistas.

La última actualización, que puede crecer, le da un rating de 195 millones de seguidores reales.

Estos números no se veían desde hace 20 años.

Una breve historia para ese 1 % que no se enteró

Siguiendo una regla básica periodística que dice que no se debe dar por sentado que todo mundo sabe de lo que escribes, entonces, explico: la noche de este domingo, después de 71 días de encierro terminó el reality show La casa de los famosos México en el cual, ganó Wendy Guevara. Hasta ahí ya expliqué una parte.

Pero se preguntarán ¿qué tendría de novedad que ganara esa tal Wendy?.

Pues resulta y resalta que Wendy Guevara es una mujer transexual, sí, su nombre era Luis Carmen Guevara Venegas y nació Guanajuato, en uno de los estados más conservadores del país y con altas cifras de violencia por orientación sexual. Su infancia fue complicada al verse obligada a ocultar su preferencia y lidiar con el alcoholismo de su padre; sufrió acoso escolar, solo terminó la primaria y a los siete años fue víctima de abuso sexual. 

Pero, en 2017, un video, junto a su amiga Paola, apareció en Facebook y se reían de su situación y pronunciaron la frase: ¡Estamos perdidas, perdidas, perdidas! Ahí comenzó su celebridad, su historia y lo histórico de su triunfo en el regreso de los concursos de telerrealidad a México.

Las redes sociales hicieron lo suyo y su fama subió como la espuma, hoy tiene su propio espectáculo, le entró a la actuación y hasta al emprendimiento empresarial.

Al darse a conocer que era la absoluta ganadora solo atisbó a decir, sentada, “jefa, me siento tan sola”, con lágrimas en sus ojos.

El peso del pasado personal con un pasado televisivo

Los datos duros del programa en una Televisa alicaída, con sus acciones en picada, son realmente sorprendentes: de 13 a 16 millones de votos en las eliminatorias.

La primera gala le tuvo un alcance de más de 12.7 millones de personas y a medida que se desarrollaba superó la audiencia de más de 20 millones, algo inusitado para la televisión abierta en los tiempos que vivimos.

Y en esos números entra Wendy, sí, ella, primero al sentar un precedente para este tipo de programas y para la televisión en general y la televisión mexicana en particular en un un país que ocupa el segundo puesto en crímenes de odio en Latinoamérica y que tuvo en 2022 un aumento de más del 11.5 % en crímenes contra personas LGBT+, el 55 % fueron mujeres trans, además de que los datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dicen que la esperanza de vida de las personas transgénero en México es de 35 años.

En los cuatro primeros meses de 2023 se ha documentado el asesinato de 19 personas LGBT+: 13 mujeres trans, cuatro hombres gay y dos mujeres lesbianas.

Los estados con más asesinatos por odio en 2023 son: Oaxaca, Veracruz, Chihuahua y Estado de México.

También ha crecido la violencia institucional como la ejercida por la diputada del Partido Acción Nacional (PAN) América Rangel quien recientemente presentó una iniciativa en el Congreso de la Ciudad de México en la que desinforma y fomenta el discurso de odio sobre la población trans; o la de la ahora exregidora chihuahuense Catalina Bustillos quien fue inhabilitada en 2020 para ejercer cualquier cargo público tras pedir la aplicación de las terapias de conversión.

El Wendyverso

Wendy, con su imagen desparpajada, su forma de decir las cosas como son, sin falsos tapujos la mantienen vigente en redes sociales pero también le han creado polémicas al declarar que no se identifica como una mujer, sino simplemente como una chica trans.

Y ha documentado en sus videos la discriminación como cuando en Los Cabos el mesero se refirió a ella como ‘caballero’, en dos ocasiones, o antes, al contar que por ‘usar ropa de mujer’ siendo una adolescente, se vio forzada a vivir en la calle comiendo a veces una lata de atún.

Ha popularizado frases como, y todos los trucos, no soportas, y ni modérrimo o la de resulta y resalta, que son usadas ya no solo usadas por la comunidad LGBT, sino también por hombres y mujeres heterosexuales y niños.

Por los datos anteriores y por la revelación de la orientación de la ganadora es por lo que estamos ante un hecho inédito e histórico y no se trata de cargarle más changos a los hombros de la Wendy, ya tuvo bastante con cargar la recuperación de los activos financieros de Televisa, sino de emparejar la brecha de desigualdad a la que se enfrentó en su vida y en el programa ya que fue puesta junto a figuritas eternas de la otrora programación de la televisión abierta mexicana como Sergio Mayer y Poncho de Nigris o a figuras con más experiencia que ella como Raquel Bigorral, Bárbara Torres, Paul Stanley, Apio Quijano y hasta el jovencito Emilio Osorio Marcos.

No debe olvidarse que desde la presentación fue calificada como ‘carota’ y ‘fea’ por el tal De Nigris o como Mayer, Apio y De Nigris denigraron su persona por tener una ‘educación diferente’, ‘de barrio’. 

Durante el desarrollo del reality en vivo, Wendy no cambió su estilo al hablar y se presentó tal y como lo hace en redes sociales, ‘soltando padres y madres’ a granel, trasladando el lenguaje virtual a la televisión abierta y en horarios estelares. 

Los jóvenes dijeron va

La gente vio la agrupación de un grupo de personas heterosexuales con una mujer trans y un hombre abiertamente gay (Apio Quijano), los prejuicios estuvieron ahí pero también la convivencia común y casual.

Y fue Wendy quien sin pensarlo, saberlo o creerlo unió el mundo real existente con el idílico mundo de las redes sociales.

El metaverso de Wendy llego desde los suburbios marginados como lluvia fresca para convulsionar a la sociedad con un mensaje para dejar atrás los prejuicios, a no volver a subestimar el poder de las personas de un grupo minoritario y sobre todo a pedir que se ponga ya en práctica aquello que dice que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos. 

Los jóvenes dijeron va, ¿qué dirán los adultos?

Ganó cuatro millones y quiere terminar de pagar su casa de Infonavit, ayudar a su familia y a sus hermanas, a una asociación de niños con cáncer o a rescatistas de perritos. Punto, hasta aquí,

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