Maryland, Estados Unidos- El escritor, ensayista y poeta chihuahuense, considerado como uno de los críticos fundamentales y puntuales de la literatura en México, Jorge Aguilar Mora, falleció este viernes, dejando su nombre marcado en la historia de las Letras Hispanoamericanas de la segunda mitad del siglo XX y novelas como ‘Cadáver lleno de mundo’, ‘Si muero lejos de ti’ y ‘Los secretos de la aurora’. Tenía 77 años.
Ganó en 2015 el Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores para Obra Publicada por ‘Sueños de la razón, 1799 y 1800. Umbrales del siglo XIX’, publicada por Ediciones Era.
Colaboró en el ‘Cancionero Folklórico de México’, una recopilación de la lírica popular mexicana del siglo xx.
Jorge Aguilar Mora nació en Chihuahua el 9 de enero de 1946 y su deceso tuvo lugar en Bethesda, Maryland, Estados Unidos, donde residía.
Durante el Movimiento de 1968 fue representante de la asamblea del Colegio de México y fue detenido teniendo que salir del país para instalarse con una beca en París y entablar relación con el crítico Roland Barthes quien se convirtió en su maestro.
Publicó los libros de poesía, ‘US Mail Special Delivery’, ‘No hay otro cuerpo, ‘Esta tierra sin razón y poderosa y ‘Stabat Mater’; los ensayos, ‘La divina pareja: Historia y mito en Octavio Paz’, ‘Una muerte sencilla, justa, eterna: Cultura y guerra durante la Revolución Mexicana’ y ‘Un día en la vida del general Obregón’.
Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM. Cursó estudios de posgrado en París e hizo el doctorado en El Colegio de México. Profesor en la UNAM, en El Colegio de México, en Puerto Rico y Estados Unidos. Colaborador de Diálogos, La Cultura en México, La Gaceta del FCE y Revista Universidad de México. Formó parte del consejo de redacción de la revista La Mesa Llena y dirigió la colección Claves de la editorial ERA.
Así lo escribió el historiador Jesús Vargas:
Nadie como Jorge comprendió y dimensionó ‘Cartucho’ la obra emblemática de Nellie Campobello, la ejecución de su hermano en Guatemala marcó una relación con los fusilados villistas y lo dejó escrito en las páginas de su libro ‘Una Muerte Sencilla Justa y Eterna’. El prólogo que escribió para la biografía ‘Nellie Mujer de manos Rojas» es un portento. Durante quince años traté de animarlo para que hiciera un regreso a Chihuahua, ciudad donde nació, lo animaba para que visitara la modesta casa donde vivió su familia en la calle Independencia, lamento su muerte y me quedo con la frustración de que se haya ido sin que los chihuahuenses le rindiéramos el gran homenaje que yo imaginaba.